07 noviembre, 2006

"La caída de Ícaro, la muerte del Sol y el retorno de Ícaro".

CAPÍTULO I
Tiene 28 años... Se llama Martín.
Esa edad tiene y asì se llama. Un día se topó cerca del sol con Ícaro, cuando este practicaba para llegar a tocarlo y adueñarse de el.

Quería que llegaras a mí, para envolverte de calor, de mis rayos, pero se toparon, por algo, porque sì, asì tenìa que ser.

Entonces descendí, como un ángel caído, caìdo al mundo de los mortales para entrar a sus tontos juegos.

- Es para que disfrutes más de los juegos de los inmortales
- ¿De los inmortales, y según tú, quiénes son los inmortales?
-La gente inolvidable como tú
-Mejor miénteme y cuéntame historias.
-¿Que te mienta?
- Sí

Y fue así como el jóven Ícaro y el Sol entablaron su conversación. El le decía las mentiras más fantásticas, pero el Sol quería que cada vez le mintiera más y de una manera más intensa.
-¿Así de mentiroso?
- Miénteme más
-¡¡¡¿¿¿Más????!!! -respondía Ícaro de una forma sorpresiva ya que había intentado las mejores mentiras jamás dichas por el mejor político. -anda.... me la pones dificil-.
- Miénteme hasta que esté harto- le pedía con demasiado dolor el Sol e incontenible.
Ícaro lo intento dos ó tres veces más pero el Sol creía que las mentiras que le decía eran frívolas y vanales. Le pedía intesificar su mente creativa, sus memorias, su corazón... Ícaro creyendo que era un reto tremendo le contestó con toda la veracidad:

-No te extraño
-Dije miénteme demasiado, no lo que quiero escuchar - Le exigió al joven alado apunto de explotar su frustración.
-¿No es lo que quieres escuchar ?
-No, solo quiero escuchar mentiras!
Ícaro, el joven que desaba llegar al sol después de su intento fallido; no lograba comprender el por qué de la obsceción del Sol por las mentiras.

CAPÍTULO 2
De cómo cayó el Sol.

De pronto el cielo se obscureció, el Sol se comenzó a apagar cual vela silenciada por el viento. La fuerza de su coraje por no escuchar lo que deseaba hizo que atravezára la tierra y llegara hasta el inframundo de los muertos.

El Sol envejeció en los minutos en los que llegó hasta Hades. Tenía la piel podrida por dentro y por fuera. Se consoló con Hades, creyendo que él lo quería. Sol no quería sentir absolutamente nada más, porque el sentir es sinónimo de estar vivo.

Hades lo hizo olvidarse de todo lo que ha vivido, bueno y malo. Lo introdujo al nirvana de los muertos desde que este decidió abrazarlo y entregársele por completo...Tuvieron un orgasmo.

Sol no podrá retornar. No volverá a estar ni entre los mortales ni con los inmortales. Porque el Sol murió desde que Ícaro emprendió su vuelo.

-Estás más vivo que nunca
-Porque morí, morí porque te se siento, te siento demasiado lejos y porque no quiero volver a sentir nunca más nada por tí.
-De tí depende
-En buena parte ayudaste
-Al menos tengo un consuelo
-¿Y para qué quisieras tener un consuelo?
-No lo sé, por convencionalismo
-Entonces no eres sincero
-Me dijiste que te mintiera.

CAPÍTULO III
"El Final Felíz".
No existe tal capítulo. Si existiera este cuento nunca hubiese querido escribirse porque entonces terminaría y es lo que menos quiero...Que algo termine.
Solo te dejaré volar.

2 comentarios:

Pável dijo...

Mentir no es para cualquiera. Las mentiras más hermosas están escritas en la memoria de los pueblos con letras de oro, se llaman mitos, cuentos, leyendas, idilios.

Beber mentiras es un oficio tan peligroso como el fabricarlas: se corre el riesgo de terminar extraviado en uno de esos mundos artificiosos y no volver jamás a ese otro espejismo al que llamamos realidad.

Alejandro Bejarano dijo...

Mentiras...

¿Quién no ha dicho alguna?

Claro, habemos gente que hemos construido en ellas un oficio.